juan pablo ii

Solemnidad de Nuestra Señora de Luján, patrona de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado

Posted by P. Carlos Walker, IVE on junio 09, 2014
Documentos, Italia / 1 Comment

sralujanEl pasado 8 de mayo la Familia religiosa del Verbo Encarnado celebró en todo el mundo la Solemnidad de Nuestra Señora de Luján, patrona principal de nuestros Institutos.

Para los festejos en Italia contamos con la presencia de S.E.R. Card. Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio y secretario por más de 16 años de recordado Papa San Juan Pablo II, padre de nuestra Familia Religiosa. Su Eminencia tuvo la gentileza de presidir la Santa Misa en honor de Nuestra Señora en la Con-catedral de Montefiascone (a dos horas en auto de Roma), ciudad en la cual se encuentra el Seminario Mayor del IVE en Italia “San Vitaliano Papa”. La celebración fue solemnizada por el coro Santa Cecilia, formado por seminaristas y religiosas de nuestros Institutos.

El Cardenal Sodano, gran benefactor de nuestra Familia Religiosa, inició su homilía con estas palabras, en las cuales nos recordó que fue por especial encargo de San Juan Pablo II que él comenzó a seguir de cerca la vida y actividades de nuestros Institutos:

Queridos religiosos del I.V.E., en esta hermosa fiesta Mariana queréis también dar gracias al Señor por medio de María, su Madre por la asistencia divina a vuestra familia religiosa, recordando el 30° aniversario de la fundación del Instituto y los diez años de su erección canónica.

Con vosotros elevan al Señor el canto del “Te Deum” muchos de vuestros amigos, que hoy han venido a esta Catedral (…) A ellos he querido unirme también yo, que desde los primeros años de la fundación del Instituto siempre he seguido de cerca vuestro camino, por encargo del gran Papa Juan Pablo II, ahora vuestro protector en el Cielo”

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(El texto completo de la homilía puede leerse AQUÍ).

 

Por su parte el p. Carlos Walker, Superior General del IVE, recordó y agradeció al Cardenal Sodano su solicitud y la del Santo Papa Juan Pablo II para con nuestra pequeña Familia Religiosa:

“Le agradecemos mucho que haya querido venir a celebrar con nosotros esta santa Misa en honor de María Santísima de Luján, declarada por la Santa Sede patrona de nuestros Institutos. Se trata de una ocasión que nos es muy querida a todos nosotros. En efecto, es precisamente a Ella que, siendo aún seminarista, el P. Buela solía pedir la gracia de poder guiar muchas vocaciones en su vida sacerdotal. Hoy esto es una realidad y nosotros, sus hijos e hijas, no queremos dejar pasar la fiesta sin manifestar nuestro reconocimiento y gratitud. Por otra parte, este año esta fiesta coincide con la reciente canonización de Juan Pablo II, “Padre” de nuestra Familia Religiosa, y también con la celebración de los 10 años de la aprobación eclesiástica de nuestros Institutos (…)

El Papa San Juan Pablo II ha sido y continúa siendo para nuestra pequeña Familia Religiosa un verdadero padre por todos y cada uno de estos motivos.

En efecto, el Papa Magno nos ha engendrado por la predicación. En su magisterio se inspiró nuestro Fundador para plasmar nuestro fin específico y nuestro carisma. Nuestro derecho propio contiene más de mil citas de su amplio magisterio, siendo el autor más citado luego del Concilio Vaticano II, de tal suerte que nuestros religiosos nutren sus almas de sus enseñanzas, tanto para su vida personal como para las obras apostólicas del Instituto. Verdaderamente, a nadie puede caber duda alguna que Juan Pablo II es nuestro padre, ya que nos engendró con su doctrina.

Nos ha engendrado por su oración, que constantemente elevó al cielo durante los días de su peregrinar por este mundo, y de lo cual nos ha dado tan bello ejemplo, como también por las oraciones que confiamos ha de ofrecer en el cielo en favor nuestro, ahora más que nunca.

Nos ha engendrado, finalmente, por su prodigioso e infatigable celo apostólico, que en nuestro caso, por los eternos y misteriosos designios de la Providencia, muchas veces estuvo ligado al misterio de la cruz.

Eminencia, Usted sabe tal vez como nadie, del cuidado paternal y de los desvelos que Su Santidad San Juan Pablo II tuvo para con nuestro pequeño grupo. Para nosotros será siempre un timbre de honor que un Papa santo haya velado de manera tan singular por nuestra pequeña Familia religiosa en sus inicios, quedando por esto asociado para siempre a nosotros. En esto, la paternidad del querido Papa verdaderamente se ha manifestado como una participación de la paternidad de Dios, y de este modo se convirtió para nosotros en una imagen visible de Dios Padre.

Eminencia Reverendísima, recordar y agradecer los gestos y acciones de Su Santidad San Juan Pablo II lleva como de la mano a expresar nuestro más cálido agradecimiento también a Usted, quien ha estado estrechamente ligado a nuestra aprobación, por pedido explícito del mismo Papa. Damos gracias a Dios que nos da hoy la oportunidad de agradecérselo públicamente. ¡Mil gracias por todo, Eminencia! Nuestra familia religiosa siempre recordará cuánto ha hecho por nosotros. Siempre rezamos de un modo especial por Usted, cuando lo hacemos por nuestros benefactores materiales y espirituales. ¡Muchísimas gracias por todo!

 

(Texto completo del saludo del P. Walker, AQUI)

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Concluida la Misa de acción de gracias compartimos como es habitual una cena festiva amenizada por cantos de las múltiples culturas de origen de los miembros de nuestras casas de formación.

Damos una vez más gracias a Dios por todos sus beneficios, y en especial en esta oportunidad deseamos agradecerle por el regalo que nos ha hecho en María de Luján, en quién encontramos una Madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos, como asimismo por el don que para la Iglesia representa el magisterio y ejemplo de santidad de San Juan Pablo II, a quién consideramos nuestro Padre y Protector.

Nos conceda el Señor ser fieles a la misión que nos ha encomendado.

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Carta con motivo de la canonización de Juan Pablo II

Posted by P. Carlos Walker, IVE on abril 22, 2014
Documentos / No Comments

 Acilia, Roma, Lunes 21 de abril, 2014

JP IIQueridos Hermanos en el Verbo Encarnado,

Con ocasión de la canonización de Juan Pablo II, Padre y Patrono de nuestra Familia Religiosa, me ha parecido bien enviarles esta circular para resaltar un aspecto esencial de su santidad en el cual él debe ser un modelo para cada uno de nuestros religiosos: la perfecta armonía entre la acción y la contemplación, en la que la contemplación ocupaba el primer lugar.

Durante el curso de su mandato, el Papa fue peregrino en 129 países en 104 viajes apostólicos, recorriendo 1.247.613 kilómetros, lo cual equivale a más de treinta veces la vuelta al mondo o tres veces el viaje de la tierra a la luna. El Papa dejó la ciudad de Roma por 822 días durante los cuales visitó 1.022 ciudades y pronunció 3.288 discursos. Su magisterio está contenido en 56 volúmenes grandes que ocupan casi 4 metros de una biblioteca. Juan Pablo II tuvo 1.164 audiencias generales, además de 1.600 encuentros con jefes de estado. Beatificó 1.338 siervos de Dios (incluidos 1.032 mártires)  en el curso de 147 ceremonias de beatificación y canonizó 483 santos (de entre los cuales 402 eran mártires).

Con todo, la profundidad de la grandeza de este Papa no se nos revela solo ni principalmente por su  increíble obra apostólica. El mismo Juan Pablo II dijo una vez, en relación a los tentativos de contar su historia: “Tratan de entenderme desde afuera; pero yo solo puedo ser entendido desde adentro”[1].

A Juan Pablo II se puede aplicar en forma paradigmática la definición que él mismo hizo del sacerdocio en una de sus audiencias generales: “el presbítero debe ser, como el mismo Cristo, hombre de oración”[2]. Juan Pablo II fue un modelo de hombre de oración a pesar de la obra ciclópea que realizó. Según su propia auto definición, se puede decir, más bien, que su obra fue un efecto que puede ser explicado “desde adentro” del Papa. Es decir, se debe principalmente a su espíritu contemplativo. Fue un gran santo; y fue un gran Papa.

En la audiencia mencionada arriba el Papa afirma enfáticamente que “Jesús nos enseña que no es posible un ejercicio fecundo del sacerdocio sin la oración, que protege al presbítero del peligro de descuidar la vida interior dando la primacía a la acción, y de la tentación de lanzarse a la actividad hasta perderse en ella”[3].

Continúa luego diciendo que los sacerdotes “deben entregarse a la contemplación del Verbo de Dios”. Y que no nos debe impresionar la palabra contemplación, ya que “vale para todos la invitación a escuchar y meditar la palabra de Dios con espíritu contemplativo, a fin de alimentar con ella tanto la inteligencia como el corazón. Eso favorece en el sacerdote la formación de una mentalidad, de un modo de contemplar el mundo con sabiduría, en la perspectiva del fin supremo: Dios y su plan de salvación”[4].

“En eso estriba la sabiduría sobrenatural, sobre todo como don del Espíritu Santo, que permite juzgar bien a la luz de las razones últimas, de las cosas eternas. La sabiduría se convierte así en la principal ayuda para pensar, juzgar y valorar como Cristo todas las cosas, tanto las grandes como las pequeñas, de forma que el sacerdote —al igual e incluso más que cualquier otro cristiano— refleje en sí la luz, la adhesión al Padre, el celo por el apostolado, el ritmo de oración y de acción, e incluso el aliento espiritual de Cristo”[5].

“Si el sacerdote es asiduo en esa meditación, permanece más fácilmente en un estado de gozo consciente, que brota de la percepción de la íntima realización personal de la palabra de Dios, que él debe enseñar a los demás. En efecto como dice el Concilio, los presbíteros, ‘buscando cómo puedan enseñar más adecuadamente a los otros lo que ellos han contemplado, gustarán más profundamente las insondables riquezas de Cristo (Ef 3,8) y la multiforme sabiduría de Dios’ (Presbyterorum ordinis, 13)”[6].

No por nada ya el P. Castellani señalaba que a la raíz de la decadencia y de los grandes males del mundo moderno, de los cuales participan incluso algunos sectores de la vida religiosa, se encuentra precisamente en una mala inteligencia de la relación entre la contemplación y la acción, o una subordinación de la primera a la segunda, lo cual implica un cierto menosprecio por la sabiduría, entendida como el saber por las causas últimas[7].

En su Carta Apostólica Novo millennio ineunte, hablando de la importancia ineludible de respetar el primado de la gracia, el Papa postula una pastoral que dé a la oración el espacio debido. Señala en forma incisiva que el olvido de esto es causa de grandes males: “La oración nos hace vivir precisamente en esta verdad. Nos recuerda constantemente la primacía de Cristo y, en relación con él, la primacía de la vida interior y de la santidad. Cuando no se respeta este principio, ¿ha de sorprender que los proyectos pastorales lleven al fracaso y dejen en el alma un humillante sentimiento de frustración?”[8].

Estas verdades tan esenciales que nos recuerda el Santo Papa, válidas para todo sacerdote, lo son aún más para nosotros los religiosos. El Código de Derecho Canónico, haciéndose eco de las enseñanzas del Concilio, establece la primacía absoluta e impostergable de la oración para todo religioso: “La contemplación de las cosas divinas y la unión asidua con Dios en la oración debe ser primer y principal deber de todos los religiosos”[9]. Esta necesidad esencial de la oración está señalada todo a lo largo de nuestras Constituciones, teniendo incluso un artículo entero dedicado en forma explícita a este tema (nn. 136-141).

“La razón primera por la que un cristiano se hace religioso no es para adquirir un puesto en la Iglesia, una responsabilidad o una tarea, sino para santificarse”, decía Juan Pablo II a los religiosos en una visita pastoral. “Esta consagración total trae consigo, como consecuencia, una disponibilidad total. La Iglesia siempre ha comprobado, en el curso de su historia, que podía contar con los religiosos para las misiones más delicadas. De todo lo anterior se deduce que un religioso no podría no ser un hombre de oración, un gran orante”[10].

Trece días después de su elección, el Papa se dirigió con algunos de sus colaboradores cerca de Roma a la Mentorella, donde está el santuario de la Madre de las Gracias. Preguntó a sus compañeros de viaje: “¿Qué es más importante para el Papa en su vida, en su trabajo?”. Le sugirieron: “¿Tal vez la unidad de los cristianos, la paz en Oriente Medio, la destrucción de la cortina de hierro…?”. Pero él respondió: “Para el Papa lo más importante es la oración”[11].

Esto es lo que Juan Pablo II nos enseñó con su magisterio papal. Más aún, es lo que aprendemos de su ejemplo personal.

Que, a ejemplo de Juan Pablo II, ¡el Papa Magno y ahora también un gran Santo!, nos entreguemos a lo que es primero y principal, aquello para lo cual nos hemos hecho religiosos: a la contemplación del Verbo de Dios.

En el Verbo Encarnado y su Santísima Madre,

 

P. Carlos Walker, IVE

Superior General

 

[1] George Weigel, Witness to Hope, New York, 1999, p. 7.

[2] Juan Pablo II, Audiencia general, 2 de junio de 1993.

[3] Ibid.

[4] Ibid.

[5] Ibid.

[6] Ibid.

[7] Cf. Leonardo Castellani, Un país de Jauja, Mendoza, 1999, Pp. 43-44.

[8] Juan Pablo II, Carta Apostólica Novo millennio ineunte, 38.

[9] Canon 663 § 1.

[10] Juan Pablo II, Visita pastoral a Brasil,  Alocución a los religiosos, 3 de julio de 1980.

[11]Konrad Krajewski, Ricordo di Giovanni Paolo II a sei anni dalla morte, Dove sta il centro del mondo, L’Osservatore Romano, 2 de abril de 2011, citado en P. Carlos M. Buela, Juan Pablo Magno, p. 605.

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Fiesta del Beato Juan Pablo II

Posted by P. Carlos Walker, IVE on octubre 23, 2013
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El martes 22 de octubre hemos celebrado la memoria del Beato Juan Pablo II, a quién en el IVE consideramos «padre de nuestra familia religiosa».

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Ese día tuvimos el privilegio de participar en la Santa Misa celebrada en el altar que custodia sus reliquias en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. La misma fue presidida por nuestro Superior General, P. Carlos Walker, IVE, concelebrada por numerosos sacerdotes del IVE y de ella participaron los miembros de la familia religiosa presentes en Italia. En la homilía el p. Carlos se refirió a la riqueza de la vida interior del Beato Juan Pablo II, alimentada en la oración cotidiana ante Jesús Sacramentado, que se manifestó en la práctica heroica de las virtudes, en especial de la Fe, la Esperanza y la Caridad. Señaló que particularmente por esta primacía que dio a la oración pudo hacer un bien tan grande a toda la Iglesia y que por eso se presenta como un modelo que podemos y debemos buscar de imitar.

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Luego de la Misa continuamos con los festejos en nuestra Procura Generalicia donde hubo deporte, asado festivo y guitarreada hasta entrada la tarde.

Damos gracias a Dios por todos los beneficios recibidos, y en particular por la gracia de haber nacido como familia religiosa bajo el pontificado del Beato Juan Pablo II.

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Carta circular del p. Carlos Walker, Superior General del IVE

Posted by P. Carlos Walker, IVE on octubre 11, 2013
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Compartimos con todos una carta circular del p. Carlos Walker, IVE, Superior General del Instituto del Verbo Encarnado, referida a la próxima fiesta litúrgica del Beato Juan Pablo II, “padre de nuestra familia religiosa”, que se celebrará el próximo 22 de Octubre.

En Cristo y María Santísima.

Pueden descargar la carta en PDF haciendo click en el siguiente enlace: Novena a Juan Pablo II

También les dejamos una Oración para la_Novena_al_Beato_Juan_Pablo_II-ESP[2]

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