Visita a la misión del IVE en Papúa Nueva Guinea y a Australia

Posted by P. Carlos Walker, IVE on septiembre 23, 2014
Papúa Nueva Guinea

Por gracia de Dios, entre el 25 de agosto y el 17 de septiembre pasados, he podido visitar a nuestros padres en Vanimo (Papúa Nueva Guinea), previo breve paso por la ciudad de Sydney, en Australia.

En este momento la comunidad en Vanimo está conformada por los padres Tomás Ravaioli, Maximiliano Navarro y Martín Prado. Como se sabe, los padres están a cargo de la parroquia de Baro, muy cerca de la ciudad de Vanimo, la cual comprende varias comunidades (Wutung, Yako, Waramo, Baro, etc.) y dos escuelas primarias (Baro y Simola). Esta parroquia está junto a la costa y se extiende desde el límite con la parroquia de Lido (muy cerca del seminario diocesano y de la misma ciudad de Vanimo) hasta la frontera con Indonesia, por un espacio de unos 50 kilómetros.

Primeras comuniones en Yako

Las comunidades allí, se encuentran sobre la costa, en un marco verdaderamente imponente, con el mar de frente en todo el territorio parroquial; a unos 30 metros de la costa cruza la ruta, detrás de la cual hay una selva muy espesa de árboles altísimos. No sin razón los papuanos llaman a su país “el último paraíso”. A modo de ilustración, sólo relato lo siguiente: el mismo día en que llegué, desde el cuarto que me habían asignado, pude ver pasar muy cerca de la orilla a cuatro delfines; otro día vimos con los padres un águila que ascendía a grandes alturas para descender luego rápidamente hasta la altura de la cima de los árboles. Conocí también a “Aussie”, el Wallaby (pequeño canguro) que el P. Maximiliano tiene como mascota.

Durante mi breve estadía he podido participar en dos celebraciones de primeras Comuniones, y he concelebrado la santa Misa en varias de las comunidades y en las dos escuelas. He tenido la alegría de comprobar el gran aprecio que la gente tiene hacia nuestros padres. Tanto niños como adultos, ancianos y familias enteras, manifiestan un obvio afecto hacia ellos. El Instituto ya lleva muchos años trabajando en la parroquia de Baro y con el paso de los años la misma se va transformando casi en una gran familia. Mucha gente, de hecho, se considera parte de nuestra familia religiosa. He conocido jóvenes y niños papuanos que se llaman Agustín, Luján, Manuela, y otros nombres españoles, elegidos por la gente en señal de afecto hacia nuestros misioneros.

Otro aspecto que me impactó mucho es el gusto y el don que tiene la gente de Papúa Nueva Guinea por la música: cantan todos y con un entusiasmo que contagia. Es también muy notable su generosidad.

En la ciudad de Port Moresby he podido entrevistarme con el Nuncio Apostólico en Papúa Nueva Guinea, Mons. Michael W. Banach, y con Mons. Cesare Bonivento, PIME, obispo de Vanimo.

Pude visitar también a las Servidoras, en sus dos comunidades, quienes muy amablemente me invitaron a celebrarles la santa Misa con ocasión de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

He regresado muy edificado tanto por el testimonio de vida religiosa de nuestros padres, como por su labor pastoral. Como sabemos por las crónicas que nos llegan desde allá, el medio ofrece más de un desafío, pero ellos tienen muchos y muy buenos proyectos que con la gracia de Dios gradualmente van implementando. Nuestros padres manifiestan un gran entusiasmo por la gran aventura de misionar en esta frontera de la Iglesia. Estando allá no podía dejar de pensar en lo atractivo de esa misión, en la cual se pide absolutamente todo del misionero.

Agradezco a nuestros padres en Baro por su caridad para conmigo durante mi visita y los felicito por todo el bien realizado en esa misión tan querida del Instituto.

Por último, he estado también en Australia, en una visita destinada a explorar la posibilidad de establecer una fundación, cuando Dios lo permita, tal y como ha sido recomendado en el Capítulo General del año 2007. Sobre este tema escribiré con más detalle más adelante.

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