Una estrella en el camino

Homilía del Cardenal Angelo Sodano,

Decano del Colegio de Cardenales,

en la Santa Misa celebrada para el ” Instituto del Verbo Encarnado”

en ocasión de la fiesta de Nuestra Señora de Luján.

(Jueves, 08 de mayo 2014, Montefiscone , Viterbo, Italia )

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Hermanos y hermanas en el Señor, mis primeras palabras desean expresar un cordial saludo a todos ustedes reunidos en esta hermosa catedral de Montefiascone en la fiesta  de Nuestra Señora de Luján.

En primer lugar, deseo saludar al pastor y obispo de esta querida comunidad, Monseñor Lino Fumagalli, junto con sus sacerdotes colaboradores.

Llegue un saludo fraternal a todos vosotros, queridos religiosos y religiosas del Instituto del Verbo Encarnado, que celebráis hoy la fiesta de la santa Patrona de vuestro benemérito Instituto, y queréis encomendaros a la protección maternal de María en el décimo aniversario de la erección canónica de vuestra familia religiosa, que tuvo lugar precisamente un día como hoy, el  8 de mayo del 2004 .

Verdaderamente María Santísima ha sido siempre la estrella que ha guiado el camino de vuestro Instituto durante estos años y, por tanto, era justo que en esta fiesta tan propia de la nación Argentina, juntos demos gracias al Señor por los dones  que nos ha concedido a través de la intercesión de su Santísima Madre.

En Italia hoy también se festeja a María, con el título característico de Nuestra Señora de Pompeya y de Nuestra Señora de las Victorias.

Cambian los títulos con los cuales queremos honrar a aquella a quien el Señor nos ha dado como Madre, pero en realidad es siempre la misma. Es la realidad de María presente en la vida de la Iglesia y, por lo tanto, en la vida de todo cristiano que la venera como Madre.

 

1) Nuestra Señora de Luján

Para ustedes, queridos religiosos del Instituto del Verbo Encarnado, es muy querido el título de Nuestra Señora de Luján. Es un título que les recuerda la misteriosa presencia de María en la historia de vuestra nación. Cada Santuario Mariano está vinculado a algún hecho extraordinario, una aparición o una intervención milagrosa de María.  En Roma, en Santa Maria la Mayor, se recuerda el caso excepcional de “la nieve en Agosto”, que marcó el lugar donde la Madre de Jesús quería ser honrada. En Loreto se recuerda la llegada extraordinaria de la Santa Casa de Nazaret. En Lourdes, Fátima, Guadalupe, recordamos las diversas apariciones de María. En el caso de Luján recordamos el hecho extraordinario de los bueyes que tiraban el carro con la imagen de María que venía de Brasil y que, en Luján detuvieron su marcha sin querer continuar, indicando de este modo a los fieles la elección de María. Allí la Madre de Dios quería ser venerada.

En ese lugar surgió entonces el más grande Santuario en honor a María, centro de piedad Mariana

para toda la Argentina. Entre los cientos de iglesias y capillas dedicadas a la Madre de Jesús, el Santuario de Luján se convirtió así en un verdadero centro de piedad Mariana de toda Ia nación. Nosotros hoy desde Italia queremos unirnos a nuestros hermanos y hermanas de Argentina para cantar con ellos las glorias de María y encomendarnos a su protección maternal.

Últimamente, algunos teólogos se han preguntado el motivo de porque en los últimos siglos se ha incrementado considerablemente el número de apariciones y manifestaciones de María. La respuesta parece ser esta: porque ha aumentado la indiferencia religiosa, porque los hombres son tentados a olvidarse del sentido cristiano de la vida; y María, como Madre, ha recibido de Dios  precisamente esta misión, la de llamar a sus hijos para que vuelvan al Señor. Cuanto más aumenta el mal en el mundo, más desea intervenir la Madre para lograr la salvación de sus hijos.

En este sentido, dos teólogos, los P.P. Roggio y Perrella han escrito recientemente un hermoso libro, “Apparizioni e Mariofanie” (“Apariciones y Mariofanías”), con la editorial “San Pablo” (Milán 2012). “Cuando aumenta el mal en el mundo – concluyen estos teólogos – aumenta la presencia amorosa de María para llamar a sus hijos a recorrer el camino del bien.

 

2) El mensaje de la fiesta

¡Hermanos y hermanas en el Señor, incluso las lecturas de la Santa Misa quieren ayudarnos a comprender bien el misterio de la presencia de María en la vida de la Iglesia.

En la primera lectura hemos escuchado al profeta Isaías, quien ya desde más de 700 años antes de Cristo, hablaba de la esperanza radiante de la venida del Salvador para salvar al pueblo de Israel. Bajo esta óptica, en el curso de los siglos la Iglesia siempre ha asociado al Redentor con su Santísima Madre, invocándola en la tan conocida oración “Salve Regina” como “¡Esperanza nuestra!”.

En la segunda lectura  el Apóstol Pablo nos ha invitado a agradecer al Padre que está en los Cielos por todos los dones que nos ha dado y entre estos dones, la Iglesia siempre ha colocado en una posición particular el don de María, como Madre espiritual de los cristianos y poderosa mediadora de gracia.

Por último, en el Evangelio, el Apóstol San Juan nos ha recordado el testamento de Jesús en la cruz, cuando nos confió a María, diciendo: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Y aquel hijo no era sólo el Apóstol Juan, éramos cada uno de nosotros, que fuimos confiados a su Madre. Desde entonces, siempre cada cristiano se ha encomendado a Ella con un profundo espíritu de fe. Sea así, en modo particular, para todos vosotros, queridos religiosos del Instituto del Verbo Encarnado, que siempre habéis unido el amor de María al amor de Jesús.

 

3) La hora del agradecimiento

Queridos religiosos del I.V.E., en esta hermosa fiesta Mariana queréis también dar gracias al Señor por medio de María, su Madre por la asistencia divina a vuestra familia religiosa, recordando el 30° aniversario de la fundación del Instituto y los diez años de su erección canónica.

Con vosotros elevan al Señor el canto del “Te Deum” muchos de vuestros amigos, que hoy han venido a esta Catedral. Unidos a vosotros está el obispo de esta querida Diócesis de Viterbo – Montefiascone, que con amor los ha recibido aquí. Se unen a vosotros también muchos sacerdotes y fieles, religiosos y religiosas, que trabajan aquí en la viña del Señor. A ellos he querido unirme también yo, que desde los primeros años de la fundación del Instituto siempre he seguido de cerca vuestro camino, por encargo del gran Papa Juan Pablo II, ahora vuestro protector en el Cielo.

 

4) Conclusión

Hermanos y hermanas en el Señor, ¡celebremos entonces con gran alegría esta hermosa festividad de Nuestra Señora de Luján! En nuestras oraciones recordaremos en particular al Papa Francisco, un gran devoto de María, que tantas veces ha peregrinado a los pies de la Madre de Dios en el Santuario de Luján. Recordaremos también a todos los religiosos de I. V.E. que en distintas partes del mundo trabajan para extender el Reino de Dios. A María Santísima confiaremos a todas las estimadas religiosas “Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará” que trabajan en numerosos campos de apostolado.

Partiremos de aquí con un compromiso renovado de continuar sirviendo fielmente al Señor y de seguir trabajando por la difusión de su Reino. Amén.

S.E.R. Cardenal Angelo Sodano