Queridos padres, hermanos y seminaristas,
En el día que en la Iglesia celebra la fiesta de los santos mártires inocentes, recordamos hoy de un modo especial al P. Guillermo Costantini, al cumplirse 12 años de su fallecimiento, confiando en que en él tenemos un hermano y amigo intercesor.
Dado que el año ya está a punto de terminar, quisiera mandarles un breve saludo, deseándoles abundantes bendiciones del cielo sobre ustedes y sus apostolados para el año que pronto comenzará.
Así como todos los domingos tenemos la costumbre de dar gracias a Dios por los beneficios y gracias recibidas durante la semana, pienso que esta es también una óptima ocasión para agradecer a Dios por todos los bienes nos ha otorgado en este año que culmina.
A nivel de Instituto hay mucho para agradecer, y no es mi intención hacer aquí una suerte de efemérides ya que indudablemente esto excedería el propósito de este mensaje. Pero hay un particular acerca del cual quisiera expresarles mi más sincera gratitud.
Desde hace ya algún tiempo, nuestros padres están escribiendo crónicas en las que relatan sucesos puntuales que ocurrieron en sus respectivas misiones, o bien cuentan lo que hacen como religiosos, en sus obras apostólicas, etc. Es un hecho que semanalmente estamos recibiendo escritos de gran calidad, que de algún modo reflejan lo que están haciendo. Estos escritos provienen de lugares muy dispares, e incluso a veces de zonas extremadamente difíciles, sea por las condiciones climáticas, como incluso por la guerra, etc. Los escritos que nos llegan me recuerdan la amonestación de San Pablo: “Animaos mutuamente y edificaos unos a otros” (1Tes 5,11).
Como resultado de esto, he escuchado repetidas veces que tanto nuestros mismos hermanos en religión como las Servidoras, familias amigas e incluso mucha gente desconocida han entrado en contacto con ustedes por medio de la oración y también de otras formas. Es decir, por medio de sus escritos, el apostolado que ustedes están llevando a cabo, y en general el bien que hacen, se ha multiplicado inmensamente. Solo Dios sabe el bien que se hace de este modo.
Sentarse a escribir, cuando uno está ocupado, implica hacer un acto de fe y de caridad apostólica.
Por todo esto, no quiero dejar de expresar mi más sincera gratitud y felicitaciones por todo el bien que están haciendo.
¡Muy Feliz Navidad y muchas bendiciones para el 2014!
En Cristo y María,
P. Carlos Walker, IVE
Superior General
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